lunes, 20 de febrero de 2012

Ahora resultará que la caverna nunca ha existido...

Ya he dicho recientemente, y en más de una ocasión, que en vista de las prestaciones fuera del Camp Nou de un Barça demasiado irregular, no hay nada que objetar al merecido liderato liguero del Real Madrid.

La ventaja de la que goza el equipo blanco a estas alturas de temporada es seguramente excesiva, pero tirando de topicazo, habrá que decir que el fútbol es así.

El Barça se siente perjudicado por los árbitros y se queja. Creo sinceramente que tiene todo el derecho. Pero lo cierto es que en otras temporadas, con o sin errores arbitrales, hubiese sacado adelante casi todos los partidos en los que en ésta ha encallado.

Así pues, si el Real Madrid no comete más errores de la cuenta y se adjudica el torneo de la regularidad, la gran mayoría de la culerada le felicitará, reconocerá su magnifica temporada y esperará poder volver a pasarle la mano por la cara el próximo año. Y aquí paz y después gloria.

Pese a todo, con el Real Madrid jugando de maravilla, encaramado en lo más alto de la clasificación de la que se vende como la mejor Liga del mundo y gozando de una confortable diferencia de puntos, parece que una inmensa mayoría del madridismo no consigue disfrutar plenamente del momento.

Si, ya sé que me dirán que su grado de satisfacción es máximo, que el fin de ciclo ha llegado y que el futuro es brillante. 

Enhorabuena. Pero parece que no es el presente ni el futuro lo que se les atraganta, sino la desazón por un modelo de conducta llevado hasta las últimas consecuencias en un pasado reciente, recientísimo, que parece enturbiar la absoluta felicidad del paraíso blanco.

¿Cuál es ese modelo de conducta? Evidentemente un impúdico acoso y derribo al rival que, cuando han cambiado las tornas, parece querer enterrarse como si nunca hubiese existido.

Después de hacer bandera de la queja arbitral, el entorno del club de Concha Espina, y no hablo solo de la prensa, se rasga ahora las vestiduras ante la más mínima alusión al arbitraje por parte del rival.

Cualquier crítica a los árbitros procedente de Barcelona se convierte automáticamente en un ejercicio de cinismo que parece justificar, como por arte de magia, cualquiera de las auténticas barbaridades que se han hecho, se han dicho y se han escrito desde la caverna y desde el propio Real Madrid.

¿La prensa catalana se queja de los árbitros? Mal hecho. ¿Desde el F.C. Barcelona se hace referencia a los errores arbitrales? Error de cálculo. ¿Y qué?

Que el rival se equivoque ahora, ni borra la absolutamente desproporcionada y manipuladora campaña mediática que desde Madrid ha pretendido poner en entredicho los triunfos de un equipo llamado a ser el mejor de la historia, ni acredita una forma de hacer periodismo cuyo mayor logro ha sido el de secuestrar el criterio propio de la mitad de los españoles.

Un buen ejemplo sería el tratamiento que en Madrid y Barcelona se ha dado al partido disputado el pasado sábado en el Santiago Bernabéu entre Real Madrid y Racing de Santander.

La superioridad blanca fue absoluta. El Real Madrid se impuso 4-0, y pese a que el colegiado González González cometió más de un error de bulto, los de Mou habrían ganado el partido en cualquier caso.

Esta opinión de lo que sucedió, que es la mía, coincide a grosso modo con las crónicas hechas sobre el partido desde Madrid. 

Desde Barcelona se acusa al árbitro de favorecer a los blancos. Objetivamente, aunque sea un hecho irrelevante, también es verdad.

El quid de la cuestión es que si escogiésemos cualquiera de los muchos partidos en los que, del mismo modo que hace ahora el Madrid, el Barça arrollaba a sus rivales en el Camp Nou la pasada temporada, observaríamos que las crónicas de dicho partido hechas desde Barcelona coincidirían, en planteamiento general, con las que del Real Madrid-Racing de la última jornada se han hecho ahora desde Madrid, mientras que las que se realizaban desde la caverna sobre esas exhibiciones blaugranas iban más allá de las críticas al colegiado en las que insisten ahora los medios catalanes.

Una hipotética crónica cavernaria sobre un partido de un Barça líder frente al Racing en el Camp Nou, que se hubiese desarrollado exactamente igual que el partido del pasado sábado en el Bernabéu podría haber sido perfectamente así:

Campeones por decreto
Una vez más, y van demasiadas, el mejor equipo del mundo ha contado con la inestimable ayuda arbitral para deshacerse de uno de los colistas de la Liga de las estrellas.
En un partido en el que el Racing ya saltó al césped del Camp Nou totalmente entregado y reservando fuerzas para su compromiso de la próxima semana frente el Sporting de Gijón, un Barça perfectamente consciente de que juega con red, vio como el árbitro hacía méritos para escalar en el escalafón del villarato.
Después de conceder un primer gol de Messi en posible fuera de juego y perdonar un clarísimo penalti en el área barcelonista por escandalosas manos del propio Messi, González González mostraba la segunda amarilla a Cisma por unas manos totalmente involuntarias que supusieron la expulsión del defensor del equipo cántabro cuando aún quedaban más de 50 minutos de juego.
Al filo del descanso, y ya contra 10, segundo gol del F.C. Barcelona en flagrante fuera de juego de Pedro. Y ahí se acabó el partido.  
En una segunda parte en la que el Racing únicamente jugó para evitar un mayor estropicio, el Barça volvió a exhibirse en superioridad, circunstancia a la que los hombres de Guardiola están ya demasiado habituados.
En ese escenario, el partido discurrió a través de un interminable y soporífero tiqui taca, en el que sólo destacó el golazo de nuestro campeón del mundo, Andrés Iniesta. A poco del final, Pedro anotaba el definitivo 4-0, segundo en su cuenta particular.
Visto lo visto, resulta encomiable el titánico esfuerzo que está realizando el Real Madrid para mantener viva una competición que, de la mano del villarato, parece tener ya campeón por decreto a mediados de febrero.

Pues eso. Ahora que vengan los listos de siempre y que me digan que nunca habían leído una crónica de este tipo cuando el Barça pasaba por encima de sus rivales.

Dentro de poco dirán que la caverna nunca ha existido y que las quejas arbitrales son un invento catalán.

2 comentarios:

  1. No creo que fuera un error de cálculo del Barcelona el hablar de los árbitros. Desde el Barça no deberían dejar de criticar una equivocación arbitral en concreto, en un partido determinado, si se sienten perjudicados. Pero hasta ahí y no más, me parece hasta sano porque no son infalibles. Cosa muy distinta es montar toda una campaña orquestada desde los medios de comunicación afines para condicionar los arbitrajes. Eso en el mejor de los casos, luego arrojar todas las sospechas posibles sobre ayudas arbitrales y demás basura para deslucir los títulos de tú rival, sin respetar los más mínimos principios de la deportividad y de la competición.

    Ocurre que en una competición de dos, en donde si uno arrasa (20 victorias en 24 encuentros) y lleva unas cifras de escándalo, él que viene después (como pasa en el billar) sólo le queda mirar. Dicho esto, a estás alturas de temporada con los puntos del año pasado, el Barça sería también líder y es aquí donde las “asombrosas comparativas” entre un equipo y otro desde la Central Lechera se vuelven odiosas. Como bien dices por entonces en Can Barça todo eran ayudas arbitrales, teatro, recuperaciones milagrosas,...ahora en cambio se impone el fútbol. En el Racing se pueden sentir perjudicados, pero si total iban perder igual ante un potentísimo RM (el resultado no hace más que corroborarlo) para que ocupar el tiempo con absurdas polémicas. Mourinho llevaba todas las culpas de no querer hablar nunca de fútbol, pero es que desde los medios blancos que lo rodean tampoco les interesaba preguntarle ni abrir ese debate. El foco entonces había que centrarlo en la polémica y volver el río revuelto, ahora que están líderes se presenta la calma. Bienvenida sea, esperemos que no sea chicha y a ver lo que nos dura.

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