jueves, 27 de octubre de 2011

Tres jornadas que cambiaron el mundo.

Durante algo más de tres años, el grueso de los medios deportivos "nacionales" se ha esforzado en minimizar, incluso en menospreciar, el juego y los logros de un equipo que ha impuesto un incontestable dominio en el fútbol mundial, y que sin embargo, se ha visto sometido a un continuado acoso y derribo por parte de esos seguidores del fundamentalismo florentiniano.

Después de algun triunfo inapelable, o de alguna soberbia exhibición, los medios de ahí al centro han tenido que reconocer, con la boca pequeña, el peso de la evidencia, para, pocas horas después, venirse invariablemente arriba y echar mano de argumentos que, por repetitivos, han llegado a calar entre los seguidores del credo del Ser Superior como si de un dogma teológico se tratase.

El villarato, el platinato, el dóping, el teatro, la hipocresía y, en definitiva, la micción generalizada de colonia, han sido utilizados sin rubor por un sector de los medios al que, la insana obsesión por restablecer un determinado orden ha habilitado para saltarse impunemente y con total desfachatez, cualquier límite deontológico anteriormente establecido.

Durante este período de tiempo, los altavoces mediáticos dominantes en España, han defendido ciegamente los valores indiscutibles del juego aguerrido y demoledor frente a la monotonía de un rondo interminable que, al parecer, sólo servía para obtener títulos manchados por la connivencia arbitral.

Ese desprecio por el tiki-taka continuo se ha convertido, sin embargo, en la exaltación del fútbol en estado puro cuando los perpetradores del sistema se han enfundado el rojo patrio. Los títulos que a alguno le daría vergüenza ganar, se han convertido en hitos históricos cuando los artífices del espectáculo se han vestido con la bandera rojigualda.

Esta desquiciante situación, en la que lo bueno se convierte en malo dependiendo de las necesidades del pregonero, amenazaba con convertirse en un bucle infinito, hasta que la aparición en escena de un virrey plenipotenciario, en forma de manager general con chándal, comenzó a convertir un estado de cosas, en el que la verdad era voluble y podía depender del photoshop o del estado de ánimo de cualquier director de diario, en una realidad paralela, en la que los malvados son valorados por una extraña sinceridad, mientras que aquellos que intentan desenvolverse en el marco de la cordura, las buenas maneras y la deportividad, son tachados de hipócritas desalmados que no pretenden otra cosa que envenenar la conciencia de toda una generación de aficionados que, engañados, se ven sometidos al peligro de caer en la tentación de abrazar unos colores distintos a los de la láctea tonalidad dominante.

Esa realidad paralela permite convertir, cuando el mejor jugador del mundo deja de marcar durante tres jornadas, aquello que no es más que sobrecargado manierismo en botas de la competencia, en la sublimación del fútbol total. Permite exaltar hasta el paroxismo aquello que se ha atacado hasta la extenuación, simplemente porque la presión en campo contrario ahora es ejercida por el equipo de las propias entretelas. El juego solidario, se convierte por arte de magia, en la única realidad futbolística. Y el fútbol control pasa a ser el modelo a seguir.

Ahora ya no es sólo importante ganar. Ahora hay que jugar mejor que el otro. Y cuando de eso se trata, tres temporadas son nada. La realidad virtual señala que el único parámetro válido son tres jornadas que han cambiado el mundo.

4 comentarios:

  1. Joder javier, qué bien escribes, coño. Lo importante no es ganar, es humillar, al menos eso deben pensar los imbéciles plumillas de los folletos madridistas pues en sus titulares después de las victorias al Málaga y Villareal es lo que parece.

    3 temporadas no son nada pues la hegemonía la cortará el del chandal (eso creen, vamos), pero vivir de los recuerdos de hace 50 años debe ser la gloria. Qué lástima, ¿no crees?

    Un abrazo compañero

    ResponderEliminar
  2. Veamos si el sorteo les trae el Chelsea o el Manchester City

    ResponderEliminar
  3. Un muy buen análisis de la histeria de la prensa de Madrid.
    Buen artículo.

    ResponderEliminar
  4. Que buenooooooo!!!
    A ver que cara ponen cuando D10S les meta tres en el Santiago Bernabeu

    ResponderEliminar