miércoles, 6 de abril de 2011

Pep y el lobo.

Pocas veces Pep Guardiola ha tenido más razón en su discurso y, sin embargo, pocas veces ha dado más la impresión de que no se sabe si va, viene, vuelve, se queja, se lo piensa...

Pep mostró en la rueda de prensa de ayer, previa al partido de Champions de esta noche frente al Shaktar Donetsk, sus habituales muestras de respeto al rival, así como una actitud precavida ante la dificultad del choque ante el conjunto ucraniano.

El rival de los azulgrana es un señor equipo, con menos nombre que calidad. Guardiola ha querido alertar al entorno sobre la dificultad del compromiso, y hace bien, ha querido dar un toque a su plantilla para evitar sobresaltos, y hace bien, y de paso a exigido respeto para un ex jugador del club, Dmitro Chygrynskiy, y hace muy bien, por que poca gente que ha salido del club como lo hizo él, se ha mantenido tan respetuosa y con semejante nivel de autocrítica.

Pero cuando Pep ofrece el mismo discurso ante el Ceuta que ante el Real Madrid, necesita decir algo nuevo para resultar creíble cuando el peligro es real (como en este caso). Y es ahí donde parece que se ha pasado de frenada.

Aludir a las malas sensaciones antes de unos cuartos de final de Champions en el estadi ante un rival que, en cualquier caso no es superior al Barça (nadie lo es hoy en día), roza el mal rollo y podría generar dudas, tanto dentro como fuera del terreno de juego, si el resultado aún no es favorable en el tramo final del partido.

Confiemos en que la modestia y el excesivo respeto al rival que Pep ha mostrado en las últimas tres temporadas, no desactive un mensaje que, esta vez sí, está cargado de razones.

La solución es fácil: buen juego, goles y entrega incondicional en la grada.

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